“Dicen que si una persona no te parece suficientemente interesante, el problema lo tienes tú”.
Y nos encanta porque es un friendly reminder de que toda persona (o situación) tiene algo que aportar, aprovecharlo o no, depende de ti o de la compañía.
Aunque, si hablamos de gente interesante, hay un elemento de poder que (a menudo) pasa desapercibido.
Mariano Sigman, le llama El poder de las palabras y, su tesis es que el lenguaje no solo comunica, sino que moldea nuestra forma de pensar y tomar decisiones. William Brady, investigador de la Universidad de Nueva York, lo demuestra con un dato revelador: el impacto de un mensaje aumenta un 35% por cada palabra emocional que añadimos.
Las palabras no solo describen la realidad, sino que la transforman.
No es lo mismo decir “Necesitamos adaptarnos para ser más eficientes”. O decir que: “Si no nos reinventamos ahora, corremos el riesgo de quedar obsoletos y perder oportunidades que podrían cambiar el rumbo de nuestra empresa”.
¿Notas la diferencia, verdad? La primera informa, la segunda moviliza.
El manual dice que se deben eligir palabras que evoquen a emoción y propósito, que es clave adaptar el mensaje al contexto y un dato puede ser poderoso, pero una historia bien contada lo hace inolvidable (a nuestro equipo de innovación le encanta el concepto del storytelling del dato).
Las palabras construyen realidades. Y ¿sabes? La realidad más importante para vuestra compañía es la que vosotros mismos construís, ¿Qué palabras queréis elegir para 2025?
Quién controla el discurso, controla el futuro. “Dicen que si una persona no te parece suficientemente interesante, el problema lo tienes tú”.
Aunque, hablando de palabras que construyen realidades, en pitaya la palabra problema está vetada: les llamamos retos.
– Verónica Ferrer, partner y directora de estrategia de pitaya/pitayanext