¿Es usted un depredador?
Lo pregunta simpáticamente Henry Carroll en un libro llamado: Lea este libro si desea tomar buenas fotografías.
Sí, lo del depredador. Lo pregunta para explicar el efecto que genera el teleobjetivo en el momento de tomar una fotografía: «los teleobjetivos nos convierten en observadores ocultos, capaces de captar imágenes sin que el sujeto lo perciba».
Dice más cosas.
Dice que entre la distancia focal larga y corta, existe una mágica: la estándar. Que nos acerca al sujeto pero no demasiado.
También que, aunque la luz sea intangible, si uno quiere tomar buenas fotografías debe empezar a pensar en ella como un elemento más. Porque la luz dura es brutal: crea sombras implacables y zonas claras y nítidas que lo exponen todo. Y, la luz suave, es favorecedora (elegir, por favor, si uno quiere tratar el sujeto con delicadeza).
Explica que, con frecuencia, no hay nada más mortal para una imagen que mantener las distancias: «Acérquese. Y después, acérquese más» (aún arriesgándose a recibir un tortazo, gritos o miradas asesinas).
Y que, captar el momento oportuno, ya se trate de un cambio repentino de luz, de un gesto revelador o de una escena callejera, es cuestión de anticipación e instinto.
Y bueno, ¿por qué compartimos esto hoy?
Pues porque aplica a la gestión empresarial.
Sabes tú bien que, para diseñar estrategias de negocio efectivas, hay que seleccionar la perspectiva adecuada.
A veces hay que sacar el teleobjetivo (y ser cómo un observador externo). Pero otras (ay otras!) hay que acercarse, y luego, acercarse más (aún arriesgándose a recibir un tortazo). En ocasiones, hay que elegir la luz suave, porque es más favorecedora y la situación requiere delicadeza. Y uno deja la luz dura y contrastada para cuando sea requerido crear una zona clara y nítida que lo exponga todo. Y, por supuesto, actuar en el momento oportuno (lo que llaman ventana temporal) es cuestión de anticipación e instinto.
Se te hace familiar, ¿verdad?
Pues hay un último consejo da Henry. Un consejo curioso. Porque se centra en un modo fotográfico que las cámaras no disponen.
De hecho, es un modo que no tiene técnicas ni reglas inamovibles.
Y es el modo ver.
Porque a veces: «hay que dejar de mirar, para ver».
Y ver, es una cuestión de enfoque personal, de sentir y de replantearse la idea de cuál es tu idea de la «buena fotografía» (o del buen funcionamiento del negocio).
Y, de hecho, es el modo ver, el que permite elegir la mejor técnica para cada situación (distancia focal, separación con el sujeto, la luz y el momento).
Quién nos lo iba a decir. En nuestro café #MidWeek hablando de técnica fotográfica.
Pero, ¿sabes?, tiene sentido. Porque para tomar decisiones estratégicas: ¿qué figura directiva no necesita disponer de manera constante de la mejor fotografía?
Y tú, ¿cómo lo ves?
Gracias por estar aquí. Seguimos cerca.
– Verónica, CEO en Pitaya Business.