Se acercaba aparentemente abatido.
«Mañana tengo torneo (de golf) y hoy, en la ronda previa, he fallado muchísimos putts»
[Aclaración golfística: El putt es el “arte” de golpear la bola a lo largo de la superficie del green – zona de césped bajo y muy cuidado donde se sitúa el hoyo – con el objetivo de que ruede y termine metiéndose en el hoyo. Se hace con un palo específico llamado putter].
Él era un golfista profesional y buen amigo. Entendía que debía solucionar este contratiempo con agilidad, puesto que con este factor en la mente, le iba a costar mucho performar bien en el torneo.
Nos encontramos de nuevo a la mañana siguiente. Café en mano, le vi llegar con una sonrisa. Me contó: «¿Sabes? Ayer por la tarde, al salir del campo, me fui a comprar un nuevo putter. Es muy distinto al actual y nunca lo he usado, pero jugaré con este.»
Y jugó con ese. E hizo un resultado espectacular. Y ganó el torneo.
¿Qué había sucedido? Había utilizado lo que en pitaya llamamos la psicología del factor. Se había generado una inercia negativa – no embocaba bien los putts- y para romperla, simplemente, cambió el palo de un día para otro. Seguía siendo el mismo golfista, con el mismo nivel de técnica y conocimiento pero, haber cambiado un factor (el putter), le hizo romper con una dinámica negativa, para generar una nueva – y contra todo pronóstico – positiva y ganadora.
Esto puede aplicarse también a las compañías. A veces, cuando algo no funciona, existe la tentación de cambiarlo, pararlo o romperlo todo. Y, al final, una cosa no es en sí, es fruto de muchos factores. Claro que la realidad es siempre compleja, pero a veces, cambiando un factor simbólico, algo que no funciona, puede empezar a funcionar.
¿El arte? Saber detectar ese factor.
Piensa en algo que no funcione. ¿Cuál podría ser el factor simbólico que cambiaría la inercia?
Hizo un resultado espectacular. Ganó el torneo.
– Verónica Ferrer, partner y directora de estrategia de pitaya/pitayanext