¿Eres C.E.O y fundador?
Quizá deberías valorar tu posición en el organigrama.
Una breve historia.
Héctor es un brillante diseñador gráfico. Quería vivir de su pasión y creó una empresa de diseño. Tiene espíritu emprendedor y, aunque empezó solo, enseguida consiguió los primeros clientes.
Con el tiempo obtuvo seguridad suficiente como para ir contratando equipo: diseñador junior, persona de marketing, comercial. Siguió ampliando hasta tener después de cinco años, una empresa de treinta trabajadores, numerosos proveedores, cinco departamentos y un volumen considerable clientes diarios.
Héctor pasó de diseñar, a gestionar.
Gestiona y supervisa el equipo de diseño, vela por disponer de la financiación suficiente, intenta no perder de vista la visión y estrategia de crecimiento, lidera un equipo de trabajo, evalúa las necesidades de recursos humanos, quiere fomentar un buen clima de trabajo y soluciona incidencias, apaga fuegos y asume la responsabilidad de que todo debe funcionar.
Es percibido como una persona de éxito. No obstante siente tensión, le agota su día a día y no recuerda la última vez que se puso a diseñar, que es lo que realmente le gusta. ¿Es eso bueno? ¿Es eso malo? Eso sólo lo sabe Héctor.
No obstante, extraigo algunas reflexiones que pienso pueden ser de utilidad.
Por qué no deberías ser el C.E.O de tu empresa
Hay personas que estudian para gestionar empresas. No es fácil. Requiere de unas habilidades y conocimientos concretos que, obviamente un fundador puede adquirir, pero debe ocuparse de ello de forma activa: información, formación y asesoramiento.
La inercia. A veces el proceso es 100% consciente: soy diseñador, pero no quiero centrarme solo en el diseño: quiero basar mi rutina profesional en la gestión del negocio. Si se hace por inercia uno puede acabar quemado o frustrado. “No creé mi negocio para vivir así”.
Alejarse de la zona de genio. No se puede estar en todo. Si se está centrado en gestión del negocio, quizá no se dedica tiempo a lo que se es genuinamente bueno: crear, inventar, investigar, innovar, enseñar, vender o cualquier otra actividad.
¿Genera un coste de oportunidad a la empresa que el fundador sea el C.E.O?
Demasiado cerca. Se puede estar demasiado cerca del producto o empresa («mi empresa»). Este sentimiento puede limitar en el momento de crecer, contratar y delegar. También puede confundir en el momento de tomar decisiones de actualización o de pilotar la idea de negocio. Es habitual aferrarse al concepto inicial.
Estas son algunas reflexiones, no significa que siempre sea así, por supuesto. Puede que estés en esta situación y estés a gusto, hayas aprendido y estés 100% realizado con tu actividad profesional actual.
Pero, si te has sentido identificado con alguna de estas situaciones me gustaría decirte que está bien si buscas un buen C.E.O que esté en consonancia con tu visión y valores para que se encargue de la ejecutiva diaria de la/tu empresa. Además, puedes mantener tu poder de decisión y participación en beneficios creando una junta directiva. Por otro lado, puede ubicarte en un cargo de la empresa que esté alineado con tu zona de genio y finalmente, también puedes desaparecer del organigrama, dedicarte a otra actividad y vivir de los beneficios.
Dicen que todo es posible y que quién elige mejor es quién ve más posibilidades.
Hoy comparto contigo algunas más.
Siempre cerca,
Verónica – Strategist en Pitaya Business.
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