«Existe en tantas culturas y tiene tantas formas que la estructura mitológica del viaje del héroe se considera un monomito universal«.
Lo cuenta Joseph Campbell en su libro El Héroe de las Mil Caras (1949). Joseph fue un mitólogo, escritor y profesor estadounidense.
La estructura del viaje del héroe se repite y es algo así:
La historia siempre empieza en una vida normal del héroe o heroína. (Iré alternando femenino y masculino).
Partida. Un día, el héroe siente una llamada a la aventura: se encuentra un problema o desafío que cambia su rutina. Pero ve poderes que no entiende y rechaza la llamada. No obstante, suele aparecer ayuda sobrenatural: protección o sabiduría que le convence y le da confianza para aceptar la llamada («pócima del Druida«).
Umbral. Decidida, la heroína hace el petate y se dirige hacia el Umbral, la puerta de entrada a la aventura desconocida. Aquí, debe ganarse la gracia de un guardián de la puerta (es más grande que ella, pero los roles de poder no están muy claros). Una vez cruzado el Umbral, se consolida la metamorfosis. Ya está dentro. Y es tragada por lo desconocido («vientre de la ballena«).
Iniciación. Una vez aquí, empiezan las pruebas. El héroe encuentra aliados y enemigos. Se enfrenta a todo tipo de adversidades y, poco a poco, va entendiendo cuál es su misión. También pasan otras cosas: nace la pregunta ¿puede exponerse a la muerte del ego?, conoce el amor (encuentro con la diosa, que representa el alma del mundo). Aparecen las tentaciones, que le alejan de su misión. Y hay una última lucha épica («matar al dragón«). Pero, al final, todo acaba bien. Se reconcilia consigo mismo y con lo que ostenta máximo poder sobre él. Adquiere conocimiento divino, amor y felicidad. Y toma conciencia de su don. Ya no hay obstáculo que pueda pararlo.
¿Y ahora?
Regreso. Pues se le pone sobre la mesa volver a su vida inicial, aunque ahora ella es una persona distinta. Su deber es transmutar el don a su gente pero, inicialmente, se niega. Desde un mundo de felicidad y luz ¿quién querría volver a lo cotidiano? Pero acaba entrando en razón. Huye de manera mágica (con ayuda de dioses) y llega al mundo: está lista para rescatar el mundo exterior.
Final. Aquí la historia llega al final. El héroe ha conseguido libertad para vivir. Tiene posesión de los dos mundos, el material y el espiritual. Entiende lo impermanente y concilia su conciencia personal con la universal.
Sé que esta historia te resulta conocida. Seguramente la has oído durante tu infancia y la has narrado a los pequeños de la familia. También está presente en nuestra actualidad. Desde cómics de superhéroes, hasta en películas sobre negocios – La red social (Facebook) – e, incluso, en el ideal colectivo como, por ejemplo: el sueño americano.
Y, honestamente, aún no tenemos claro si el viaje del héroe es el camino que lleva a la iluminación, o al revés: genera un patrón que aplicamos de manera inconsciente y es la causa subyacente de algunos de los mayores retos de la humanidad(y, como diría Einstein «ningún problema puede ser resuelto en el mismo plano de pensamiento en el que fue creado»).
Este debate, daría para más de un café.
Pero sí hay algo claro. En el ámbito empresarial es fácil identificar el camino del héroe. La llamada: la inquietud de sacar adelante una nueva línea de negocio o hacer crecer la empresa. La ayuda y la sabiduría: ese primer cliente o la consultora externa que multiplicó por 1.000 vuestras expectativas hasta la fecha y os dió la confianza para poneros en marcha a pesar de las dudas. La iniciación: los retos y adversidades de la actividad. El amor: esas alianzas estratégicas que os han ayudado a crecer. El regreso: cuando habéis puesto a disposición del mundo vuestro conocimiento y saber hacer.
Por supuesto el camino es cíclico, no lineal. Y, además, en las organizaciones, se puede estar en distintos estadios según el área.
Pero, ¿por qué te cuento esto?
Pues porque es útil para definir la estrategia de negocio. Conoces bien tu empresa. Te es fácil identificar en qué punto estáis hoy: ¿tenéis en frente una «llamada» que estáis dudando aceptar? ¿Estáis gestionando los retos y adversidades que os llevarán a los objetivos que queréis conseguir? ¿Estáis en el regreso: aportando luz a clientes y entorno? O ¿quizá en el Umbral? – que podría ser la puerta del notario 😉 -.
Cada etapa, necesita una estrategia de negocio distinta. Es por eso que nos gusta el monomito del héroe: porque permite tener un prisma más (entre otros indicadores clave) para tomar conciencia de en qué momento está la organización.
Y, a más conciencia, mejores decisiones. Aunque eso, también lo sabes.
Además, ¿a quién no le gustan las historias de heroínas y héroes?
Colorín colorado, este café, se ha acabado.
Gracias por estar aquí. Seguimos cerca.
– Verónica, CEO en Pitaya Business.