Seguro que ya te has enterado.
Italia se ha convertido, esta semana, en el primer país europeo en prohibir el uso de ChatGPT.
Al parecer, la herramienta de procesamiento de lenguaje natural basada en inteligencia artificial, creada por OpenIA e impulsada por Microsoft, podría estar recopilando y almacenando datos personales de los usuarios europeos sin su consentimiento.
Y, ¿qué supone esto para Europa?
Como imaginarás, la decisión de Italia ha generado preocupación en toda Europa. Si bien es cierto que Italia ha sido la primera en dar el paso contra OpenAI, otros países (como España) podrían seguir el mismo camino, según la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), incluidas las compañías y organizaciones usuarias.
Recientemente, Elon Musk (CEO de Twitter) y Steve Wozniak (cofundador de Apple), entre otros, pedían públicamente a todos los laboratorios de IA que “pausen inmediatamente durante al menos 6 meses el entrenamiento de sistemas de IA más potentes que GPT-4”.
¿Estamos frente al primer paso para una regulación de la IA?
Normalmente, en la escala de la innovación hay tres velocidades: primero, va la tecnología. Segundo, la legislación, que intenta seguir (cómo puede) el ritmo a la tecnología. Y, por último, la ética, esa reflexión necesaria como humanidad del impacto de esa tecnología sobre las nociones del bien y el mal, el deber, la felicidad y el bienestar común.
Pero, como compañía, y como sociedad, desde Pitaya nos preguntamos, ¿debería ir la ética primero?, ¿por qué ir a tres velocidades, en lugar de a una?
Una velocidad: la de las compañías potenciadas.
Feliz Semana Santa. Seguimos cerca, seguimos en movimiento.
– Verónica Ferrer Moregó, Partner & Directora de Estrategia en Pitaya.
P.D.: Si quieres ampliar información, puedes leer el artículo que publicamos en Ejecutivos.es sobre este tema: https://www.ejecutivos.es/index.php/opinion/chatgpt-se-tambalea-en-europa