Para ser un buen líder, hay que ser un buen seguidor. Para ser un buen maestro, hay que ser un buen alumno – dicen.
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? – Pensé la primera vez que lo escuché.
Con el tiempo, entendí:
Al ser un buen seguidor/a, puedes aprender que se siente al ser guiado por un/a verdadero/a líder.
Al ser un buen alumno/a, puedes aprender que se siente al ser acompañado por un verdadero/a maestro/a.
Así que cuando mejor seguidor/a y alumno/a eres, más incrementas (paradójicamente) tu habilidad de liderar.
Tener capacidad de liderazgo es importante parar una figura de dirección empresarial.
¿Verdad?
Yo añadiría otro beneficio a la decisión de ser alumno/a y/o seguidor/a.
Tu mente se predispone a adquirir nuevos conocimientos. Te abres a incorporar nueva información y, esto, te permite mantenerte dinámico e ir subiendo niveles de evolución vital.
“Your assumptions are your windows on the world. Scrub them off every once in a while, or the light won’t come in.” – decía Isaac Asimov.
Así que (resumiendo):
Si una persona me dijera que quiere mantenerse eternamente joven, le diría:
– Muy bien. Céntrate, pues, en tener emoción por seguir siempre aprendiendo.
Y, – piedra filosofal aparte ;)-
Si una figura directiva quisiera potenciar su liderazgo natural, le diría:
– Fantástico. Aplícate desde hoy, pues, en ser un buen seguidor.
¿Cómo lo ves?
Gracias por estar aquí, seguimos cerca.
– Verónica Ferrer, Consultora en Pitaya Business.