“No solo tienen futbolines en Google, ¿veis?” – nos comenta divertido. Cuelga de nuestra americana la acreditación de Visitors y a nuestros pies hay un suelo de un rojo inconfundible. Ese rojo que todos hemos mirado de manera distraída alguna vez mientras desayunábamos. Ese que ha marcado infancias y momentos. Es el rojo de Kellogg’s.
“Quería haceros el tour lo primero” – “pero llevo una mañana intensa y no me he tomado ni el café”. Y es que es una figura ocupada. Emilio Anglés Isern es el responsable de Digitalización en Kellogg’s y uno de los grandes expertos en industria 4.0 del país. Después de una fructífera carrera de 22 años en la compañía, tiene ahora por delante un ambicioso reto: “Convertir la planta de producción de Valls como piloto referente de la Industria 4.0”. Él no ha tomado café todavía, y nosotros, que sabes que somos también cafeteros, tomamos sin dudarlo asiento en la acogedora sala de office, con paredes viniladas con sus mascotas de referencia y quotes inspiradoras de excelencia.
Acompañados por un generoso bol de barritas Special K (“llevaos, llevaos, que aquí rellenamos cada día”) empezamos la interesante conversación: estamos delante de una figura líder en transformación digital e industria 4.0 y, como amantes de la estrategia y la expansión empresarial puedes imaginar que rebosamos de curiosidad y preguntas. Pero nos comportamos y le dejamos hablar, es tan didáctico y a su vez tan cercano, que la conversación fluye de manera natural.
Una hora más tarde, nos pondremos la equipación de seguridad (después de una precisa lección de higienización y prevención de riesgos laborales) y haremos una visita detallada por toda la planta de producción de Corn Flakes, Smacks o Frootloops (“bienvenidxs a la fábrica de Willy Wonka”, bromea).
¿Cómo se ha gestionado la innovación en Kellogg’s?, ¿qué transformaciones digitales han marcado la historia de la compañía?, ¿qué crisis han sucedido y cómo se han gestionado?, y, ¿hacia dónde va el futuro?
Lo compartimos contigo.
El origen
Como sabréis, Kellogg’s es una multinacional agroalimentaria estadounidense famosa por sus alimentos para el desayuno, sobre todo por sus cereales y galletas. Entre sus marcas encontramos a: Pringles®, Cheez-It®, Special K®, Kellogg’s Frosted Flakes®, Pop-Tarts®, Kellogg’s Corn Flakes®, Rice Krispies®, Eggo®, Mini-Wheats®, Kashi®, RXBAR®, MorningStar Granjas® y mucho más. ¿Te suenan, verdad?
Nacida en 1906 de la mano de los hermanos Kellogg’s, esta compañía ha conseguido generar unas ventas netas de casi $14,200 millones en este último año, compuestas principalmente de refrigerios y alimentos preparados, como cereales, según informa Investor.
En definitiva, podríamos decir que nos encontramos ante la principal multinacional de cereales del planeta.
(90’s) Amenazas
A finales de los noventa, con el cambio de hábitos de consumo de desayuno y la aparición de los supermercados hard discount y la marca blanca, Kellogg’s afrontaba un periodo de retos.
“Por no querer producir marca blanca para Aldi en Alemania perdimos un % elevado de la facturación en el país”.
Kellogg’s podían vender la empresa a otras compañías multinacionales del sector alimentario o, centrarse en reducir sus principales puntos de dolor: reducir costes de producción (sin bajar la calidad, una de sus máximas) y expandirse a países emergentes con otros hábitos de consumo.
Se decantaron por lo segundo. En 2012, compraron además Pringles por 2.000 millones de euros (según informó El País), ampliando así su cartera de productos en gama snacks.
Pero, volvamos a la digitalización de la planta de referencia mundial de la compañía ubicada en Valls.
(2005) SAP
En 2005, coincidiendo con la llegada de nuestro entrevistado a la planta de Kellogg’s, había un gran reto: informatizar todo el sistema de ventas de la compañía. Para ello, inician una implementación de un software de planificación de recursos empresariales, conocido como SAP, que dura tres años. Emilio Anglés tuvo un papel de liderazgo en esa implementación y, en paralelo, desarrolló la plataforma de PI Vision un software a medida de control de producción.
(2009) K lean
En 2014, decidieron implementar el método LEAN Manufacturing en la planta. Como ya sabrás, se trata de un método que busca minimizar las pérdidas y maximizar el valor añadido al cliente, eliminando las actividades que no suman valor y reduciendo el tiempo de fabricación y costes.
Más de veinte consultores y seis meses se necesitaron para el primer nivel de esta transformación (conocido como Kaizen), donde se obtienen los fundamentos de enfoque disciplinado del lugar del trabajo: clasificar, organizar, limpiar, estandarizar y disciplina.
Emilio Anglés nos expone que, a día de hoy, se encuentran en el segundo nivel de LEAN, en la fase de “Mantenimiento autónomo”, donde cada figura operaria es propietario de una máquina y no solo hace tarea mecánica, sino también se encarga de que su máquina funcione correctamente. Para eso se hace una formación (de hasta dos años), donde se desmonta toda la máquina pieza por pieza, se limpia y se vuelve a montar. Que una figura operaria sepa como va la máquina permite que:
(1) Pueda hacer tareas básicas de mecánica el mismo (no hace falta que venga un mecánico a engrasar) y, por otro lado,
(2) Puede entender mejor las averías – y decir al mecánico, “ven con tal pieza”, y
(3) Prever paradas. De hecho, lo “peor” que puede pasar en una planta es que se frene la producción (microparadas o paradas grandes de producción).
Cuando acaben este segundo nivel, quedarán más por delante: como el TPM o Mantenimiento Productivo Total (donde aseguras mejoras rápidas y continuas en la manufactura al eliminar averías en los equipos), o el KANBAN (donde los procesos de producción de adelante se comen a los de atrás y se puede observar rápidamente si la producción está adelantada o atrasada).
Kellogg’s Working System
Por otro lado, crearon también un sistema de capacitación personal, el Kellogg’s Working System, donde cada operario/a va ganando skill cards y consiguiendo diferentes estadios (un total de 5) con sus respectivos beneficios. Interesante, ¿verdad?
OEE (Eficiencia Operativa de los Equipos)
Además, Emilio nos comenta que uno de sus objetivos actuales es tener un OEE del 85%: estar en los best in class de la eficiencia. Para ello, hay que valorar los siguientes factores:
-
Availability
-
Rate (productividad)
-
Quality
Nos explica el concepto OEE con un ejemplo. “Imagina que tienes 100 Kilos de maíz que se han de convertir paquetes de 1Kg de nuestro producto Smacks. Un 100% de Availability sería que tienes las máquinas listas y preparadas para procesar esos 100 Kilos de maíz. 100% de Rate, sería que eres capaz de ir a suficiente velocidad como para procesar esos 100 Kg en el tiempo que has marcado. Pero si tuvieras Rate del 105%, significaría que dentro del tiempo marcado (se dividen por turnos de producción – 480 minutos) aún podrías meter 5 kilos más más. 100% de Quality sería que, de los 100 Kilos de maíz que han entrado en el proceso productivo, el 100% son paquetes de 1Kg de Smacks (ninguno se pierde o se extravía). Con estos tres factores se calcula el índice de OEE y, para que se considere a tu industria o fábrica como un “Best in Class” a nivel de eficiencia, tienes este índice por encima del 80%”.
(2017-2022) Proyecto Smart Factory
LEAN está bien, pero los tiempos exigen seguir evolucionando, así que se activó el proyecto Smart Factory de manera global.
El proyecto se empezó en 2017, pero se tuvo que pivotar (después de haber invertido unos cuantos miles de euros), ya que en la creación del proyecto se involucraron ingeniería y operaciones, pero no se coordinó con equipos IT de las plantas. Se reactivó de nuevo en 2019. Esta vez hicieron una colaboración transversal entre todas las plantas e integraron IT, Operaciones e Ingenieros. De ahí salió una base de proyecto de data mining que cubrieron con una capa de User Experience y Data Visualization, dando pie a la plataforma actual de control de las plantas.
Fueron implementando módulos y pilotos por plantas de producción y para seleccionar dónde hacían el piloto elegían aquellas líneas de producción donde los operarios tenían más capacitación (¿recuerdas el scoring del Kellogg’s Working System?).
Nos enseña de manera gráfica todo el detalle visual e introspectivo de Smart Factory donde podemos ver, en tiempo real, absolutamente todo lo que está sucediendo en la planta en términos de producción mientras hablamos.
Es tan completo y evidente que no podemos evitar preguntarle…: ¿y cómo trabajáis antes de tener este grado de monitorización y de datos en tiempo real? “Pues producíamos las mismas toneladas antes que ahora. La diferencia está en la eficiencia y por ende, en el coste de producción. Teníamos más margen de error y menos agilidad”.
(2022) K 4.0
En la actualidad, con el proyecto Smart Factory ya implementado y la reorientación del PI Vision para mejora continua, Emilio Anglés lidera el reto de transformar la planta en una referencia de la industria 4.0.
“Todo lo que se puede eficientar, ya está prácticamente eficientado, ahora se trata de trabajar factores como la conectividad, la automatización y la inclusión de tecnologías como robótica, vehículos autónomos, inteligencia artificial o biometría, para aumentar la productividad de nuestras plantas de producción y esto nos permita ser más competitivos en este mercado tan cambiante e incierto en el que vivimos”.
Aunque, en realidad, según él, los retos de 4.0 no están en la tecnología. Mira, “¿un robot? Eso se compra y llega en unas semanas. El reto no está aquí. El reto está en generar un cambio cultural en los/las trabajadorxs y entender que el robot no te quita trabajo, sino que puede vincularse con procesos de reskilling a través de la tecnología. Una figura operaria que mueve cajas puede pasar a ser un gestor de máquina o un programador de robot. Las personas y la cultura de empresa son la clave de la transformación.
¿Y el futuro?
Él visualiza dos palancas clave:
-
Enfocarse en la sostenibilidad del planeta y la salud a través de la nutrición (“estamos haciendo grandes inversiones para reducir el nivel de azúcar de nuestros productos”).
-
Integrar a las mujeres en STEAM (“nos estamos dejando el 50% de la sociedad en edad de trabajar fuera. Se van a necesitar un gran volumen de ingenieros/as en los próximos años: el futuro está en las mujeres en la industria como fuente de innovación, de cambio de paradigma”).
Aunque también dice que ve el futuro negro… Y lo dice entre risas porque en realidad se refiere a la tendencia de las dark factories. Este concepto describe una producción industrial tan automatizada, que la producción carece de recursos humanos: se lleva a cabo sin intervención humana directa en el sitio de producción mismo. De ahí, que la planta no requiera ni luz para su trabajo, teóricamente la fábrica podría funcionar sin iluminación, es decir, en la oscuridad.
Emilio Anglés sabe lo que dice, además de Industry 4.0 Evangelist en Kellogg’s, es profesor de escuelas de negocio y ha dado ponencias en eventos de referencia, así como para comités ejecutivos de reconocidas multinacionales. “Entre nosotros nos reunimos, nos hacemos visitas e intercambiamos información”, “se aprende de cómo lo están haciendo los demás y, a su vez, ellos pueden sacar ideas de lo que estamos haciendo aquí”.
Alargamos con una agradable comida donde las horas se pasan volando, y donde hablamos también de crecimiento profesional y personal y de referentes como nuestro buen amigo Borja Vilaseca. Nos despedimos después de una jornada de inspiración, tendencias y aprendizaje.
De todo lo que dijo, destacaríamos una afirmación: “Los cambios son posibles, pero llevan su tiempo. Todo lleva tiempo, y hay que ser consciente de ello, por eso la paciencia siempre es cómplice del éxito”.
Gracias Emilio Anglés Isern por compartir con nosotros y con lxs CEOs del Journal las interesantes experiencias de Kellogg’s, nos vemos pronto de nuevo en Pitaya y ¡seguimos cerca!
– Verónica Ferrer Moregó, CEO en Pitaya.