Recuerdo que Tim Ferris contaba en la Semana Laboral de 4 horas cómo había destacado en su actividad comercial.
Tenían que realizar venta a directivos/as. El horario que seguían todos los comerciales era de nueve a cinco. Él fue capaz de destacar trabajando muchas menos horas.
¿Sabes por qué?
Porque en vez de llamar como los demás de nueve a cinco (y tener que pasar el filtro de secretarios/as) llamaba a primera hora de: ocho a nueve o a última, de cinco a seis (quizá me he pasado un poco de europea en pensar que de cinco a seis es última hora, pero bueno, espero que se entienda la idea). A esas horas las figuras directivas estaban solas y podía hablar con ellas de manera directa: era mucho más eficaz.
Romper el paradigma dedicación horas vs. resultados es propio de empresas maduras.
Es ese momento en que:
Se prioriza el trabajo estratégico por encima del ejecutivo.
Se prioriza el rendimiento vs la presencialidad.
Se da valor (y se factura) el conocimiento y la consultoría implícita en procesos de venta.
Si el trabajo estratégico fuera equivalente a Valor ofrecido, y el ejecutivo a Picar piedra, se darían tres escenarios:
– Picar piedra > Valor (más ejecutivo que estratégico)
– Picar piedra = Valor (igual valor ejecutivo que estratégico)
– Picar piedra < Valor (más estratégico que ejecutivo)
Por supuesto, una compañía puede estar en estadios distintos de manera paralela: para un mercado nacional (consolidada), está generando más Valor que Piedra pica, pero en un nuevo mercado internacional, puede estar aún en fase de Picar Piedra. Y está bien.
El problema no es estar en un estadio o en otro. Si no en estar en un estadio inferior cuando se podría estar en uno superior.
Quizá la tesis podría resumirse en: ¿Es el momento (2021) de incrementar el peso estratégico en servicios, productos, sistemas y funcionamiento empresarial?
“Puedes hacer cualquier cosa, pero no todas las cosas”. – decía David Allen.
– Verónica Ferrer, CEO de Pitaya Business.